Todavía no ha acabado febrero y ya estoy en abril. Es cierto que hay que mirar hacia delante, pero vivimos con un paso adelantado, acabo de volver de viaje y ya estoy organizando el siguiente para dentro de dos meses.
Corremos demasiado.
Cómo hacer para que lo siguiente no coma lo presente, para que no vivamos a expensas de lo que no hicimos y ahora es pasado?
Slow Life, lo llaman algunos influencers, carpe diem se decía desde antiguo... Que levante la mano quién no se deja llevar por la corriente del adelantado.
Eso es lo fácil, hay que proponerse centrarse en el momento presente, exprimir lo que tengo ahora, lo que me llena las manos.
Dios* pone a nuestro lado a personas concretas que hacen que vayamos mejorando.
El desgaste de vivir con el paso adelantado hace que las relaciones más sensibles se vayan anestesiado, tomamos la amistad como story de Instagram, disfrutamos un momento (1 min) y pasamos a lo siguiente. Damos like a una foto cuando quedamos pa una caña y después nos olvidamos. Paso adelantado.
Hay una manera muy buena de cambiar el paso. Detenerse, verse reflejado, respirar hondo y antes de que acabe el día ver los momentos de "Slow Life", conservarlos en la retina como un puñado de flores silvestres agarrados con manos inocentes de niño que lleva a su madre.* Cambia si quieres Dios por la palabra Vida, es mi forma de verlo, gracias por respetarme y seguir leyendo.
Es verdad, pero cuando llegamos a cierta edad, el paso lo cambiamos, tanto físico como espiritual. Gracias a la vida y a Dios aprendemos a vivir el día a día y si puede ser el momento a momento.
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